Quoyle
Escama flamenca: cabo adujado al
derecho sobre una superficie plana. Se hace en cubierta de modo que pueda
andarse sobre él si es necesario.
El libro de los nudos de Ashley
He aquí el relato de unos pocos
años de la vida de Quoyle, nacido en Brooklyn y criado en un batiburrillo de
espantosos pueblos de la parte alta del estado de Nueva York
Con urticaria, las tripas
haciéndole ruidos debido a gases y calambres, sobrevivió a la infancia; en la
universidad estatal, con la mano puesta sobre la barbilla, disimuló sus
padecimientos con sonrisas y en silencio. Anduvo a la deriva entre los veinte y
los treinta años, y a los treinta y pico aprendió a separar sus sentimientos de
su vida, sin la menor ayuda. Comía muchísimo, le gustaba el jarrete de jamón,
las patatas con mantequilla.
Sus empleos: distribuidor de
aparatos expendedores de caramelos, dependiente durante toda la noche en una
tienda de comestibles, periodista de tercera clase. A los treinta y seis años,
desconsolado, rebosando pena y ahogado por un amor frustrado, Quoyle se dirigió
rumbo a Terranova, la Roca que había engendrado a sus antepasados; un sitio en
el que nunca había estado ni había pensado en ir.
Un sitio lleno de agua. Y Quoyle
le tenía miedo al agua, no sabía nadar. Su padre le había soltado de la mano
una y otra vez y le había lanzado a piscinas, lagos y rompientes. Quoyle
conocía el sabor de los helechos y las plantas acuáticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario