Entrevistas beves conhombres repulsivos, DFW, p. 146-147
Aunque ellas no lo saben, los
cuatro postes de la cama son decorativos y no son macizos en absoluto y sin
duda se romperían si ellas forcejearan para liberarse. Les digo: Ahora estás
totalmente en mi poder. Las recuerdo allí desnudas y atadas a los postes de la
cama, abiertas de brazos y piernas. Yo estoy de pie, desnudo, a los pies de la
cama. Luego cambio deliberadamente la expresión de la cara y pregunto: ¿Tienes
miedo? Dependiendo de cuál sea su actitud en esos momentos, a veces cambio la
pregunta: ¿No tienes miedo? Ese es el momento crucial. Es el momento de la verdad.
Todo el ritual .. . Tal vez seria mejor decir ceremonia, es más evocador,
porque nosotros.. . Por supuesto, todo lo que sucede a partir de la proposición
es una ceremonia ... Y el clímax es la reacción del sujeto a esta frase. Al
¿Tienes miedo? Lo que hace falta es un reconocimiento doble. Ella tiene que
reconocer que en esos momentos está totalmente en mi poder. Y también tiene que
decirme que confía en mí. Tiene que reconocer que no tiene miedo de que yo la
traicione o abuse del poder que ella me ha cedido. La excitación alcanza su
cota máxima durante esta conversación y entra en un clímax prolongado que dura
exactamente todo el tiempo que a mí me cuesta hacerle admitir todas esas cosas.
P.
-¿Perdón?
P.
-Ya te lo he dicho. Lloro. Es
entonces cuando lloro. ¿Es que no has estado prestando la menor atención todo
este tiempo que llevas ahí repantigada? Me acuesto al lado de ellas y lloro y
les explico los orígenes psicológicos del juego y las necesidades que satisface
en mí. Les abro el interior más profundo de mi psique y les pido compasión. Es
muy raro el sujeto que no se queda muy, pero que muy conmovido. Me reconfortan
lo mejor que pueden, teniendo en cuenta que están limitadas por las ataduras
que yo les he aplicado.
P.
-Si termina en un acto sexual o
no es algo que depende. Es impredecible. No hay manera de saberlo.
P.: ...
-A veces hay que dejarse llevar
por la atmósfera.
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