El tesoro de Sierra Madre, B. Traven, p. 225-226
La Iglesia Católica Apostólica y Romana, durante sus cuatrocientos años de dominación en la América Latina, que durante trescientos cincuenta fue absoluta., se ha interesado preferentemente en la adquisición de bienes materiales para llenar los cofres de Roma. sin importarle la educación de sus súbditos dentro del verdadero espíritu cristiano. Pero los gobiernos de los modernos países civilizados tienen una opinión respecto a la educación pública que difiere también acerca de quién está llamado a gobernar entre ella y el Estado.
No podrá encontrarse prueba mejor de lo que la Iglesia católica ha hecho en estos países que el hecho de que los bandidos, en nombre de Cristo Rey, asesinen y roben sin piedad a hombres. mujeres y niños a quienes saben miembros de su misma Iglesia, en la creencia de que tales hechos la ayudan y que con ellos complacen a la Virgen Santísima y al Papa.
Entre la banda de forajidos, los pasajeros pudieron reconocer a dos curas católicos. Más tarde, cuando fueron capturados, confesaron haber sido líderes no sólo de aquel asalto al tren sino de medio centenar de atracos por los caminos y los ranchos y que consideraban sus actos similares a los de Hidalgo y Morelos cuando luchaban por la independencia del pais. Aquéllos habían tenido que pagar con la vida el fracaso de su empresa porque peleaban en circunstancias absolutamente diferentes a las del gran Washington y esos hombres que lucaban por su patria fueron condenados no sólo por la corona de España sino por la Santa Inquisición aun cuando peleaban bajo la bandera de la Virgen de Guadalupe. Algunos años después, cuando la Iglesia Romana tuvo interés en separar a Hispanoamérica de España porque este país había empezado a sacudirse el yugo de la Iglesia Romana, la independencia fue ganada con ayuda de la propia Iglesia. Que antes babia cooperado a la ejecución de patriotas que deseaban lo mismo que entonces pretendía la Iglesia, y en la catedral de la capital habían sido quemados los cuerpos decapitados de los sacerdotes rebeldes.
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