De Sumisión de Michel Houellebecq, p.275-276
-Pues el número de mujeres, a
grandes rasgos, es en consecuencia. La ley islámica impone que las esposas sean
tratadas con igualdad, lo que ya supone ciertas limitaciones, de entrada en
términos de vivienda. En su caso, creo que podría tener tres esposas sin gran
dificultad, pero por supuesto, no está obligado a ello.
Eso, sin duda, daba que pensar;
pero tenía otra pregunta, aún más embarazosa; eché un rápido vistazo en derredor,
para comprobar que nadie pudiera oírnos, antes de proseguir.
-Está también ... Bueno, esto es
muy delicado ... Digamos que la vestimenta islámica tiene sus ventajas, el ambiente
general de la sociedad se ha apaciguado, pero a pesar de todo es muy ... tapada
-dije-. Cuando uno se halla en situación de tener que elegir, eso puede
comportar ciertos problemas ...
La sonrisa de Rediger se amplió
aún más.
-No le dé apuro hablar de ello,
¡de verdad! No sería usted un hombre de no tener ese tipo de preocupaciones ...
Pero le haré una pregunta que quizá le parezca sorprendente: ¿realmente desea
elegir?
-Pues ... sí. Creo que sí.
-¿No será una ilusión? Se ha
observado que, cuando se les plantea la posibilidad de elegir, todos los
hombres eligen lo mismo. Eso es lo que ha conducido a la mayoría de las
civilizaciones, y en particular a la musulmana, a la instauración de las
casamenteras. Es una profesión muy importante, reservada a las mujeres de gran
experiencia y gran sabiduría. Evidentemente, como mujeres, tienen derecho a ver
a las muchachas desnudas, de proceder a lo que cabe llamar una especie de
evaluación y relacionar su físico con el estatus social de los futuros maridos.
En su caso, puedo garantizarle que no se lamentará ...
Callé. La verdad es que me había
quedado boquiabieno.
-Incidentalmente -prosiguió
Rediger-, si la especie humana está en condiciones de evolucionar se debe a la maleabilidad
intelectual de las mujeres. El hombre, en cambio, es rigurosamente ineducable.
Ya sea un filósofo del lenguaje, un matemático o un compositor de música serial,
inexorablemente siempre tomará sus decisiones reproductivas sobre criterios
puramente físicos, y son criterios inmutables desde hace miles de años. Originalmente,
por supuesto, las mujeres también se sienten cautivadas ante todo por los
atractivos físicos; pero, con una educación
apropiada, se puede lograr convencerlas de que lo esencial no está ahí. Se
puede, sin ir más lejos, llevarlas a sentirse atraídas por los hombres ricos, y
al fin y al cabo enriquecerse ya exige una inteligencia y una astucia por encima
de la media. Se puede incluso, en cierta medida, persuadidas del alto valor
erótico de los profesores universitarios ... -Sonreía más aún, y por un instante
me pregunté si ironizaba, pero de hecho no, no me lo pareció-. Y también se les
puede conceder a los profesores un salario elevado, eso siempre simplifica las
cosas ... -concluyó.
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