De La Parte maldita, de Georges Bataille
La vida humana, distinta de la existencia jurídica y
tal como tiene lugar, de hecho, en un globo aislado en el espacio celeste, en
cualquier momento y lugar, no puede quedar, en ningún caso, limitada a los
sistemas cerrados que se le asignan en las concepciones racionales. El inmenso
trabajo de abandono, de derramamiento y turbulencia que la constituye podría
ser expresado diciendo que la vida humana no comienza más que con la quiebra de
tales sistemas. Al menos, lo que ella admite de orden y de ponderación no tiene
sentido más que a partir del momento en el que las fuerzas ordenadas y ponderadas
se liberan y se pierden en fines que no pueden estar sujetos a nada sobre lo
que sea posible hacer cálculos. Sólo por una insubordinación semejante, incluso
aunque sea miserable, puede la especie humana dejar de estar aislada en el
esplendor incondicional de las cosas materiales.
En la imagen Etant donné de Duchamp
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