Franco, Julián Casanova, p. 378
En mayo de 1925, el rey Alfonso
XIII le había regalado una medalla de la Virgen y le había pedido que la
llevara siempre «pues ella, tan familiar y española, seguramente te protegerá».
El brazo de santa Teresa formó parte de la atribución de las victorias de Franco,
en su guerra y en su paz, a la protección sobrenatural. Durante la ocupación de
Málaga en febrero de 1937, un soldado del ejército de Franco halló la mano
izquierda de la santa en la maleta abandonada del coronel republicano José
Eduardo Villalba. La mano, conservada en un relicario de plata y alhajada con varios
anillos, había sido sustraída del convento de las carmelitas descalzas de
Ronda. Tras un acto de desagravio, la reliquia fue entregada al Generalísimo,
quien a partir de ese momento se sintió siempre guiado por la «Santa de la
Raza».
La agonía duró varios días, con disparatadas
intervenciones del marqués de Villaverde frente al equipo médico que le
trataba, decenas de mandatarios en los pasillos del hospital y colas de
penitentes fuera y ante el palacio de El Pardo. En la noche del 19 de noviembre,
a petición de su hija, le retiraron los tubos y goteros. Murió oficialmente a
las 5.25 de la madrugada del jueves 20 de noviembre de 1975, el mismo día y mes
en que había sido fusilado José Antonio Primo de Rivera y que Franco decretó
día de luto nacional desde 1938.
No hay comentarios:
Publicar un comentario