Secreto y pasión de la literatura, Juan Cruz, p. 97
Y, por cierto, iqué le pareció el
éxito de la tal Love Story?, le repregunta el periodista. No hay en estos
párrafos que le arranca Aberasturi al que luego sería autor de Los
enamoramientos (una de sus novelas más contemporáneas, más duras y más dulces)
ningún desperdicio para quien, como Deza, quisiera saber entonces cuál sería el
rostro posterior del hijo de Julián Marías: «Bueno, [Love Story] es una novela
monstruosa, y me parece más monstruosa por el éxito que ha tenido. No termino de
explicarme esa aceptación masiva y universal; me parece un caso parecido al de
la película Un hombre y una mujer. Es una novela llena de trucos, cuenta la
historia de siempre, me parece muy falsa, muy oportunista. No creo, ni
siquiera, que sea romántica, es más bien cursi».
Aquel joven hecho hombre para la
literatura aceptó luego preguntas que, a lo largo del tiempo, lo atosigaron ya
sin la intención benévola de Aberasturi, que entrevistaba a un chiquillo. De la
última tacada de preguntas al muy reciente autor de Los dominios del lobo
(novela de la que hasta fecha reciente Javier Marías no quiso saber nada), esta
fue la primera: «¿Resulta positivo o negativo ser hijo de un escritor famoso?».
Dice Javier Marías: «Para los demás no sé, ni una cosa ni otra. A mi padre no
le gusta demasiado esta novela mía; le gustaba más la que presenté al Sésamo.
En cuanto a su lanzamiento, se mantuvo al margen». Más: «¿No piensas seguir la
línea de tu padre?». Javier Marías: «Lo mío es la novela. No, no pienso ir por
su camino, no me va, no me interesa». «¿Qué opina él de tu carrera literaria?»
«Piensa que tengo posibilidades, pero que aún estoy muy verde.»
Y, finalmente, esto es lo que
cree el joven Marías de sutodavía no tan anciano padre, a la pregunta final de
Aberasturi: «¿Qué opinas tú de él como escritor?». «La verdad es que apenas lo
conozco, no he leído casi nada de él, solo algunas cosas que publica sobre
cine.»
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