Secreto y pasión de la literatura, Juan Cruz, p. 32
En la comida pidió un plátano, no
una banana, se refirió a los distintos modos de llamar a la luna, por alguna
razón dejó sin explicar esta frase suya «La mujer es más importante que el hombre»,
pero le gustó deletrear este hallazgo, que «Bungalow, ¿ye qué fácil?, significa
casa hecha al estilo de Bengala» o esto otro: «Voltaire lo dijo: las vocales no
cuentan y las consonantes muy poco», o: «Andalucía viene de los vándalos, el
Mar de los Vándalos».
Habló de más cosas. Decía:
Lengua, poesía fósil. Náusea,
Navis, mareo de mar. Window: ojo del viento. Margarita, Daysi, ojo del día.
Pérez Galdós se hizo madrileño, No soy católico, Me gustan las peleas de gallo porque
a los gallos les gustan mucho. Es como un frenesí. Con las frases que me
atribuyen se podrían hacer mis obras completas. ¿Por qué me meto con Lorca? ¿y
por qué no me meto con Lorca? Con Cervantes nunca me meto. Alguien impertinente
vino a mi casa, no le gustó. Yo le dije: «Usted está en ella cinco minutos y yo
llevo en ella la vida entera: no se queje». Me dijo (era mexicano): «Octavio
Paz no vive así». Le dije: «Modestamente, yo soy Borges».
Cuando ya nos despedíamos apunté,
para decírselo a Cueto, algo más de lo que no había anotado: «Y o me he llamado
Beethoven alguna vez. Y o prefiero no ir a los congresos. Acepto ácidamente,
con toda evidencia. Mi abuela, siendo jovencita, asistió a la lectura de un
capítulo de Dickens, por Dickens. Cambiaba de entonación y de cara».
Esto puse al final del texto que
luego Cueto publicó (con fotos, en otras páginas estaba ya Borges acostumbrado
a la vejez y, en otra de 1961, resignado a ser Borges en una visita a la Universidad
de Texas). Ahí está con los brazos cruzados, tan pensativo como los ciegos
callados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario