Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DEL ORGANISMO

De En el Estado de Juan Benet

Pues bien, le diré que el verdadero orgasmo se abre siempre a las tinieblas. Una caída en el abismo, una condenación que ansían todas las vísceras y que queda suspendida en cuanto, aprovechando ese primer instante en que la sangre deja de hervir, la razón se aferra al primer punto firme que encuentra,  pues sabe que es la única -no las vísceras ni el cuerpo ni el apetito de entrega- que se juega su subsistencia. El principio de individuación ¿no es así? Sí, lo que nos distingue a los héroes es nuestra ofuscación. En épocas normales apenas nos diferenciamos de los demás e incluso llegamos a parecer más toscos y simples que nuestros congéneres pero ¡ah! en cuanto nos ofuscamos ... la cosa cambia. No, no es sólo una transfiguración ni una transubstanciación. Mucho más que eso. Somos cráteres, verdaderos puntos de salida de una energía que el universo guarda con el mayor celo y sólo en muy contadas ocasiones y a través de muy escogidos individuos emite con inusitada violencia acaso para apaciguar las tensiones a que su atesoramiento le obliga. Comprenderá usted, mi querido amigo, que siendo los orificios de tales emisiones de nuestros cuerpos -sí, nuestros cuerpos-, serán distintos. Cómo no vamos a ofuscarnos.

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