Lo sostiene en la mano izquierda
mientras la palma de la mano derecha se desliza suavemente sobre él, como si
quisiera alisar un papel arrugado. La mano le tiembla al tocarlo.
-¿Podéis creéroslo? Llegué a
echarlo de menos -murmura. Lo que tiene en la mano es un billete de mil
dracmas, idéntico a los que teníamos antes, con el Discóbolo de Mirón impreso en
una cara.
-Mamá ... Con este billete de
mil, mañana no podrás pagar ni un café -le dice Katerina.
«Mañana» es el 1 de enero de
2014. Hoy es el último día de 2013 y estamos a punto de cortar el pastel de
Nochevieja en compañía de Fanis, Katerina y nuestros consuegros, Sevastí y Pródromos.
-Piensa que es mucho más
apetecible cobrar mil dracmas que tres euros por un café -le contesta Adrianí.
-Sí, pero ahora un euro equivale
a quinientos dracmas.
-No le amargues la noche -le
susurra Fanis.
-Es que mañana le amargarán el
día -replica Katerina a Fanis.
-Déjalo para mañana, entonces -le
contesta Fanis en tono cortante.
-Katerina, nosotros ya hemos
vivido todo esto y estamos inmunizados -interviene mi consuegra, Sevastí-.
(Sabes cuántos miles de dracmas tenía que pagar mi madre por una olui* de arroz
• Medida de peso de origen
otomano, que dejó de utilizane en Grecia en 1959 y que equivalía a 1.282
gramos. (N. T)
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