De Te vendo un perro de Juan Pablo Villalobos, p. 210
-¿Me dejas dibujarte?
-Mañana.
-¿Puedo agarrarte la mano?
-Mañana. ¿Tú no ibas a buscarte
otro trabajo?
-Mañana. ¿Puedo darte un beso?
-Mañana. ¿No habías dicho que lo
del puesto de tacos era temporal?, ¿cuándo vas a dejar de ser un taquero?
-Mañana. ¿Quieres casarte
conmigo?
-Mañana. ¿Por qué no ce inscribes
en la universidad para estudiar algo útil?
-Mañana. ¿Me dejas entrar a verte
mientras posas?
-¿Te pones caliente, Teo?
Puñetas yendo y puñetas viniendo,
así se pasaba la vida.
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