De Cuentos reunidos de William Faulkner, p.66
Eso es lo malo que nos pasa. Hemos inventado, se lo digo yo, tantísimos alfabetos y tantas reglas y recetas que ya no atinamos a ver nada más; si lo que vemos no encaja en uno de los alfabetos, en una de las reglas, estamos perdidos. Hemos terminado por ser como esas criaturas que los médicos podrían haber creado en un laboratorio, criaturas que han aprendido a despojarse de los huesos y de las entrañas y pese a todo seguir vivas, mantenerse indefinidamente con vida, con vida acaso para siempre, sin siquiera saber que los huesos y las entrañas las han dejado atrás. Nos hemos despojado de la columna vertebral; hemos decidido poco más o menos que un hombre ya no tiene necesidad de columna vertebral; tener columna vertebral es una antigualla. Pero el surco en que estaba la columna vertebral sigue estando en donde siempre estuvo, y la columna vertebral también se ha mantenido con vida, y algún día volveremos a colocárnosla en su sitio. No sé bien del todo ni cuándo ni cuánta torsión hará falta para que lo entendamos y lo terminemos de aprender, pero será algún día.
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