PRÓLOGO
EPÍLOGO DE UNA NOVELA
A mediados de marzo de 2008 leí
que según una encuesta publicada en el Reino Unido la cuarta parte de los
ingleses pensaba que Winston Churchill era un personaje de ficción. Por aquella
época yo acababa de terminar el borrador de una novela sobre el golpe de estado
del 23 de febrero, estaba lleno de dudas sobre lo que había escrito y recuerdo
haberme preguntado cuántos españoles
debían de pensar que Adolfo Suárez era un personaje de ficción, que el general
Gutiérrez Mellado era un personaje de ficción, que Santiago Carrillo o el
teniente coronel Tejero eran personajes de ficción. Sigue sin parecerme una
pregunta impertinente. Es cierto que Winston Churchill murió hace más de
cuarenta años, que el general Gutiérrez
Mellado murió hace menos de quince y que cuando escribo estas líneas Adolfo Suárez, Santiago
Carrillo y el teniente coronel Tejero todavía están vivos, pero también es cierto
que Churchill es un personaje de primer rango histórico y que, si bien Suárez
comparte con él esa condición al menos en España, es dudoso que lo hagan el
general Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo,
no digamos el teniente coronel Tejero; además, en tiempos de Churchill la
televisión no era aún el principal fabricante de realidad a la vez que el principal fabricante de irrealidad del
planeta, mientras que uno de los rasgos que define el golpe del23 de febrero es
que fue grabado
No hay comentarios:
Publicar un comentario