2005
5 de marzo de 2005
¿En qué se me ha ido febrero?
Unos cuantos ratos ante el· ordenador con la mente en blanco, todo lo más
anotando unas pocas frases que pienso que pueden servir a la novela que debería
llegar. Ni siquiera me he asomado a este cuaderno. Bueno, al menos he
conseguido entregarles a los de Sobremesa un artículo largo sobre los aceites
de Castellón que, por cierto, son magníficos. ¡Ah!, y las columnitas que, desde
hace tres o cuatro meses, les escribo a los de la revista Descubrir. Algo es
algo.
8 de marzo 2005. Madrid
Tras muchas vacilaciones acerca
de si, cuando en abril vaya a Nueva York, tengo que leer un texto que escribí
hace ya algún tiempo o si tengo que limitarme a leer un capítulo de la última
novela, me doy cuenta de que, una vez más, lo que tengo que hacer es
preguntarme a mí mismo en voz alta qué voy a hacer allí, qué demonios es esto
de ser europeo (el Pen Club de Nueva York, que es el que nos invita, quiere que
hablemos de eso, de la europeidad), qué es ser escritor, o individuo en la
nueva Europa. Seguramente, sin citas interpuestas o con las citas que me
lleguen a las manos.
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