Entre los años 800 y 300 a. C.,
los pueblos que hablaban griego hicieron, en un periodo de tiempo muy breve,
una serie de descubrimientos intelectuales que llevaron al mundo mediterráneo a
un nuevo nivel de civilización, un proceso autodidacta muy admirado por los
griegos y los romanos de los siglos siguientes. No obstante, como se explica en
el presente libro, la historia de los griegos antiguos comenzó ochocientos años
antes de ese acelerado periodo de progreso y duró al menos siete siglos más.
Cuando los textos y las obras de arte de la Grecia clásica se redescubrieron en
el Renacimiento europeo, cambiaron el mundo por segunda vez.
Dicho fenómeno se ha llamado el “milagro”
griego, o la “gloria» de Grecia. Hay muchos libros titulados, por ejemplo, El
genio griego, El triunfo griego, La Ilustración griega, El experimento griego,
La idea griega e incluso El ideal griego; pero a lo largo de las dos últimas
décadas se ha cuestionado la idea de que los griegos fueron excepcionales,
subrayándose que, al fin y al cabo, solo
fueron uno de los muchos grupos étnicos y lingüísticos del mundo mediterráneo
antiguo. Mucho antes de que los griegos aparecieran en la historiografía, ya
habían surgido varias civilizaciones complejas; entre otras, Mesopotamia y Egipto,
los hatianos y los hititas. Fueron otros pueblos los que proporcionaron a los
griegos los avances técnicos cruciales: aprendieron el alfabeto fonético de los
fenicios, y de los lidios, a acuñar
moneda.
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