Serotonina, Michel Houellebecq, p. 58
El amor en la mujer es un poder,
un poder generador, tectónico, cuando el amor se manifiesta en la mujer es uno
de los fenómenos naturales más imponentes que la naturaleza pueda ofrecernos
contemplar, hay que considerarlo con temor, es un poder creativo del mismo tipo
que un temblor de tierra o un trastorno climático, el origen de otro
ecosistema, otro entorno, otro universo, con su amor la mujer crea un mundo nuevo,
pequeñas criaturas aisladas chapoteaban en una existencia incierta y de pronto
la mujer crea las condiciones de existencia de una pareja, de una nueva entidad
social, sentimental y genética, cuya vocación es efectivamente eliminar todo
rastro de los individuos preexistentes, la esencia de esta nueva entidad es ya
perfecta como lo había advertido Platón, en ocasiones puede adquirir la
complejidad de una familia pero es casi un detalle, al contrario de lo que
pensaba Schopenhauer, la mujer de todos
modos se entrega por completo a esta tarea, se abisma en ella, se consagra en
cuerpo y alma, como suele decirse, y por otra parte no hace en realidad la
diferencia, esa diferencia entre cuerpo y alma no es para ella más que una disputa
masculina intrascendente. Sacrificaría sin vacilar su vida a esta tarea que en
realidad no lo es, porque es la manifestación pura de un instinto vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario