Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SANCHO PANZA

Iluminaciones, Walter Benjamin, p. 179

Se cuenta que, en un pequeño pueblo jasídico, se encontraban los judíos una noche en una fonda miserable, al final del sabbat. Eran todos vecinos del pueblo, menos uno al que nadie conocía; pobre y andrajoso, masticaba algo en una esquina oscura al fondo. Los temas de conversación iban sucediéndose, hasta que a uno se le ocurrió preguntar a los demás qué elegirían de concedérseles un deseo. Uno pidió dinero, el otro un yerno, el tercero un nuevo banco de carpintero [ ... ].Todos expresaron sus deseos hasta que no quedó más que el mendigo en su rincón oscuro. Vacilando y a regañadientes aceptó revelarlo también él. «Ojalá fuera un poderoso monarca y reinara sobre un vasto país. Quisiera que, de noche, estando dormido en mi palacio, el enemigo irrumpiera en mis tierras y, antes del amanecer, sus jinetes llegaran a las puertas de mi castillo sin encontrar ninguna resistencia, de manera que del susto me despertaría y, sin tiempo siquiera para vestirme y en camisón, emprendería la fuga a través de montañas, bosques y ríos, noche y día, sin descanso, hasta llegar aquí, a este banco en vuestro rincón. Eso es lo que yo desearía.” Los demás se miraron entre sí, atónitos. “Pero ¿qué ganarías con ese deseo?”, atinó a preguntar uno. «Un camisón”, fue la respuesta.

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