El teatro de Sabbath tiene como
épigrafe un verso del anciano Próspero en el quinto acto de La tempestad, la
admisión de Próspero de que la verdad más imborrable de todas -la fastidiosa
ley de la cesación- ha llegado a colarse en su cerebro. «De cada tres de mis
pensamientos -dice Próspero-, uno se consagrará a mi tumba.”
Podía haber titulado el libro La
muerte y el arte de morir. Es un libro en el que el colapso nervioso es
endémico, el suicidio es endémico, el odio es endémico, la lujuria es endémica.
Donde la desobediencia es endémica. Donde la muerte es endémica. Mickey Sabbath
no vive dándole la espalda a la muerte como hacemos las personas normales.
Nadie podría estar más de acuerdo que Sabbath con el juicio de Franz Kafka
cuando escribió: «El sentido de la vida es que se acaba».
Conocer a los muertos, reunirse
con ellos, nunca está lejos de la imaginación de Sabbath. Cuanto más se acerca
a muertos -a sus muertos-, más fuerte es el géiser de sentimientos atormentados
y más se aleja de la violenta y hostil representación que es su vida. El libro
es un viaje salvaje con los muertos hacia su propia herida.
Su libro está obsesionado por la
muerte: por un lado está el gran pesar de Sabbath por las muertes ajenas y por
el otro su alegría por la suya propia. Hay saltos de alegría y saltos de
desesperación. Sabbath aprende a desconfiar de la vida cuando matan a su
adorado hermano mayor en la Segunda Guerra Mundial. La muerte de Morty decide
cómo vivirá Sabbath. La muerte de Morty establece el patrón oro del pesar.
El golpe de la muerte construye a
Sabbath mucho antes de tiempo por la crisis nacida de la contingencia. Se
transforma totalmente a los quince años cuando lo inimaginable se vuelve espantosamente
real, cuando todo lo esencial en la vida desaparece en un abrir y cerrar de
ojos.
En esta novela, los cadáveres no
están ocultos bajo el suelo sobre el que los vivos pasan la vida bailando. Aquí
los cadáveres también bailan. Ninguna muerte y ninguna pérdida quedan sin detallar.
Todos los que entran aquí, todos, están ligados a la muerte y ninguno escapa al
dolor. Hay pérdida, muerte, agonía, decadencia, pesar. .. ¡y risas! ¡Unas risas
irreprimibles! Acosado por la muerte y perseguido a todas partes por la risa.
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