Trilogía de la guerra, A. Fernández Mallo, p 22
Recuerdo haber pensado que la gente, antes de tuitear,
debería preocuparse de saber de qué se está hablando. Temí que mi silencio
incomodara a los organizadores, de modo que en un momento dado intervine para
decir que es sabido que cuando una comunidad de humanos o animales se ve
aislada durante un largo periodo de tiempo –aunque corto en la escala de la
evolución del planeta-, los animales grandes de ese territorio tienden a reducir
su tamaño y, por el contrario, los animales pequeños –típicamente iguales o más
pequeños que los conejos-, tienden a aumentar de tamaño. Así ocurrió con los
hombres y los elefantes de la Isla de las Flores, dije, ubicada cerca de lo que
hoy es Java, que se volvieron enanos, en tanto que las ratas y otros roedores
de aquella isla se agigantaron hasta unas proporciones que hoy nos darían
miedo. Se trata de un innato dispositivo de supervivencia global, que tiende a
equilibrar las especies. Lo que desconcertó a los antropólogos que hallaron los
fósiles -continué diciendo fue que la disminución del cerebro de los humanos no
actuaba en detrimento de las capacidades intelectivas, aunque sí de su
voluntad, la cual, debilitada, los llevaba a abandonar las más elementaIes
tareas de supervivencia, el coito incluso, hasta extinguirse. Todos atendieron
a mi comentario. Cuando hube terminado permanecieron en silencio, como
esperando algo más. En las pantallas, un tuit, escrito en español de Argentina,
decía: «Grande! Todo cuanto vos decís está muy bien”. Yo les aclaré que decía todo
aquello a colación del aislamiento que a veces se produce en las redes, por
ejemplo, en los grupos cerrados de Facebook o en las redes diseñadas exclusivamente
para el ejército o corporaciones financieras. Creo que fue ésa mi única
intervención aquella tarde. Lo cierto es que me intimidaba el hecho de estar
siendo observado a través de Internet. No estoy acostumbrado a hablar ante público
invisible. Hay una regla de oro: ojo habla a ojo -a través de pantallas o en
vivo-, voz habla a voz -a través de un teléfono- y texto habla a texto -a
través de cartas o mensajes escritos-, pero no es buena la aparición de canales
cruzados. Y allí todo estaba cruzado.
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