Dos veces única, Elena Poniatowska, p. 219-220
Despechada y corajuda, Lupe
lamenta la nula recepción de su obra y ella, que tanta radio escucha, no se
entera del decreto de expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas la noche del 18
de marzo de 1938. La decisión de Cárdenas le devuelve a México el petróleo
confiscado por compañías disfrazadas de mexicanas, El Águila o la Huasteca, que en realidad son la Standard OU y la Shell.
Cárdenas contó con el apoyo de la CTM (Confederación de Trabajadores de México)
de Vicente Lombardo Toledano, por quien Lupe no siente la más mínima simpatía.
Lupe no entiende el entusiasmo de
Frida, que le cuenta que Cárdenas la emocionó hasta las lágrimas al oírlo por
radio: «Pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para
llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan
indispensable». «¿Te das cuenta, Lupe? Parece que a Bellas Artes llegaron
campesinos con su gallina, una canasta de huevos, lo que fuera con tal de
dárselos a doña Amalia para pagar la deuda.»
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