Ravelstein, Saul Bellow, p. 200
-0 sea que van a ver a un hombre
que preferiría no morir y le exponen su plan de suicidio.
-Hace varias semanas que Battle
me lo insinuó. Es un hombre muy inteligente, pero tiene un carácter muy fuerte.
Y esto le impide expresarse. La sensata es ella, ha venido con un vestido azul lleno
de botones, dos hileras de botones en la parte delantera. Es una mujer menuda.
¿O será que su voluminoso marido la empequeñece? En fin, tiene una carita
británica muy graciosa, una cara que te mira desde abajo. Estoy seguro de que
los niños, cuando la ven, deben de encontrarla encantadora, simpática ...
-¿De qué se quejan, pues?
-Se quejan de que se hacen
viejos. Todas las personas cultas cometen el mismo error, creen que la
naturaleza y la soledad van a sentarles bien. La naturaleza y la soledad son
veneno --dijo Ravelstein-. Al pobre Battle y a su mujer les deprimen los
bosques. Eso es lo primero que hay que tener en cuenta.
-¿Y tú qué les has dicho?
-Les he dicho que han hecho bien
contándomelo. Ojalá que la gente, cuando tiene ideas suicidas, pidiera consejo.
Si se sienten de esa manera es porque les falta una comunidad, gente con quien
hablar.
-Quizá sea la idea que se hacen
de pagar un tributo. Tal vez ésa sea su manera de decir que la vida, sin su
amigo Ravelstein, no tiene ningún valor-dije.
-Bien, yo los quiero mucho -dijo
Ravelstein-.Se han inventado esa manera solapada de hacerme saber que no me iría solo.
-Es evidente que hablan de ti
todo el tiempo y que han pensado que tal vez te convertirías en un referente
ausente.
-0 sea que, si yo muero, también
ellos pueden morir -dijo Ravelstein con esa manera suya de explicar las cosas.
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