De El oficinista, de Guillermo Saccomanno, p. 98
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Vencido, regresa a la madriguera. Mientras viaja en subte, único pasajero a esta hora, como siempre lee una revista científica. Si se le preguntara qué lo atrae de estas revistas respondería que la búsqueda de una verdad a través de experimentos, pensar que las cosas no son obra del azar, que hay leyes, reglas, una lógica que justifica todo lo que pasa en el universo. Todo lo que pasa bajo el cielo debe contar con una explicación. Pero en vez de sosegarlo, toda explicación genera una incógnita nueva. Acumulando información sobre toda clase de fenómenos a veces se hunde aún más en cavilaciones desoladoras. Un espíritu racional, el suyo, se dice. Un ejemplo: cuando reconoce que es paranoico, no se avergüenza porque en un artículo ha leído que los paranoicos, en su delirio, tienen algo de razón. Nada de lo que le ocurre es gratuito. Pero no termina de explicarse por qué todo lo que le pasa le tiene que pasar a él. No es justo, se dice.
1 comentario:
Estupenda nota; creo que nos pasa a todos
Pincio
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