Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 236. ORDENO Y MANDO / AMELIE NOTHOMB
—Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía. Llame a un taxi y pídale que les lleve, a usted y a ese amigo que se siente indispuesto, al hospital. El fallecimiento no será certificado hasta llegar a urgencias y de ese modo podrá demostrar, con la ayuda de testigos, que el individuo en cuestión murió por el camino. Gracias a lo cual, le dejarán en paz.
—Por lo que a mí respecta, nunca se me ocurriría llamar a la policía, sino a un médico.
—Da lo mismo. Están conchabados. Si alguien a quien no está demasiado unido sufre un ataque cardiaco en su domicilio, usted será el primer sospechoso.
—Sospechoso de qué, si es un ataque cardiaco?
—Mientras no se demuestre que ha sido un ataque cardiaco, su apartamento será considerado el escenario de un crimen. Y no puede tocar nada.
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