Mecanismos internos, JM Coetzee, p. 33
Robert Walser nació en 1878 en el
cantón de Berna, el séptimo de ocho hijos. Su padre, formado como encuadernador,
tenía una tienda de artículos de papelería. A los catorce años, sacaron a Robert
de la escuela y lo pusieron como aprendiz en un banco, donde desempeñaba tareas
de oficina de manera ejemplar hasta que, sin previo aviso, poseído por el sueño
de convertirse en actor, dejó el puesto y huyó a Stuttgart. Una vez allí, se
presentó a una audición, que terminó siendo un fracaso humillante: lo rechazaron
por demasiado acartonado, demasiado inexpresivo. Abandonadas sus ambiciones
escénicas, resolvió convertirse -«si Dios quiere»- en poeta.3 Vagaba de empleo
en empleo, escribiendo poemas, bocetos en prosa y pequeñas obras en verso (dramolets)
para la prensa, con bastante éxito. Insel Verlag, editorial de Rilke y
Hofrnannsthal, no tardó en publicar su primer libro.
En 1905, con el objetivo de hacer
avanzar su carrera literaria, siguió a su hermano mayor, un exitoso ilustrador
de libros y escenógrafo, a Berlín. Como medida prudente, también se inscribió en
un instituto de formación de sirvientes y durante un corto período trabajó como
mayordomo en una casa de campo, donde llevaba librea y respondía al nombre de
«monsieur Robert ». Sin embargo, en poco tiempo, descubrió que podía mantenerse
con las ganancias que le reportaba la escritura. Su obra comenzó a aparecer en
prestigiosas revistas literarias y él era bien recibido en círculos artísticos
serios. Pero no le resultaba fácil acomodarse al papel de intelectual
metropolitano. Después de unas copas, tendía a mostrarse grosero y
agresivamente provinciano. Poco a poco fue alejándose de la sociedad para vivir
de manera solitaria y frugal, pasando la mayor parte del tiempo en pequeñas
habitaciones.
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