Un borracho. Un borracho de Semana Santa. Un borracho de Semana Santa atraviesa la plaza Mayor de la capital de España, son las cinco de la tarde, parece que va hablando por el móvil pero la verdad es que no tiene móvil porque se lo han robado hace horas y no se ha dado ni cuenta. Habla solo. Se llama de usted.
-Qué cosa más rara me ha pasado
-dice el borracho.
El borracho se ha puesto a mirar
una obra de canalización. En realidad se ha quedado apoyado
en la valla amarilla que ponen en
las obras para tener algo a lo que agarrarse, porque como se suelte sabe que se
va al suelo, derecho a la zanja que hay en cualquier calle, las zanjas, las
largas y hondas trincheras de Madrid, en guerra permanente contra todo lo
contemporáneo.
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