La llamada, Leila Guerriero, p. 19
El predio de la ESMA ocupa
diecisiete hectáreas. Desde el 24 de marzo de 2004, y por decreto del entonces
presidente Néstor Kirchner, ya no lleva el nombre de Escuela de Mecánica de la
Armada y es el Espacio Memoria y Derechos Humanos. Muchos le dicen «la ex-ESMA».
Todas las personas entrevistadas para este libro la siguen llamando como
entonces: «Vamos a la ESMA», «Nos encontramos en la ESMA», «Me llamaron desde la
ESMA». Funcionan allí, en diversos edificios, el Museo Sitio de Memoria ESMA,
el Archivo Nacional de la Memoria, la Casa por la Identidad, el Centro Cultural
de la Memoria Haroldo Conti, el Espacio Cultural Nuestros Hijos, el Museo
Malvinas, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Equipo Argentino
de Antropología Forense, entre otras cosas. Está casi al final de la avenida
del Libertador -una vía amplia con construcciones elegantes en las que vive
parte de cierta aristocracia criolla tradicional-, a pocas cuadras del límite
entre la ciudad y la zona norte del conurbano bonaerense.
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