Errata, George Steiner, p. 66
Poco después, un grupo acudió a
mi habitación. Se instalaron en las literas y en el suelo. ¿Podía serles útil
con Los muertos, el relato de Joyce? Existen pocos relatos breves tan llenos de
multiplicidades, tan sometidos a la presión de la historia recordada y a la
revelación gradual de sus intenciones como éste. Pocos en los que resulte
posible omitir una frase sin causar un grave perjuicio a la inteligencia, a la
exigente estructura del conjunto. Me encontré a mí mismo impartiendo un
seminario extraoficial en plena noche, leyendo con y para un grupo espectadores
sumamente atentos. Los vi tomar notas, subrayar el texto y escribir en los
márgenes. Hablé de la absoluta musicalidad del relato. Las canciones y los
títulos de canciones son tan importantes en Los muertos como en Noche de Reyes
o en Finnegans Wake. Leí el final en voz alta:
Sí, los diarios tenían razón: la
nieve se había extendido por toda Irlanda. Caía en todos los rincones de la
oscura llanura central, sobre las montañas desnudas de árboles, caía dulcemente
sobre la ciénaga de Allen y, más al oeste, dulcemente caía en las oscuras y
amotinadas olas del Shannon. Caía también en todos los rincones del solitario
cementerio de las colinas, donde yacía enterrado Michael Fury. Se amontonaba,
arrastrada por el viento, sobre las cruces y las lápidas agrietadas, sobre las
lanzas de la pequeña verja, sobre las áridas espinas. El espíritu de Fury se
desvanecía lentamente mientras oía caer la nieve mansamente sobre el universo y
mansamente caer, como el descenso de su último fin, sobre los vivos y los
muertos.
¿Habían observado la vieja figura
retórica (su nombre griego era ... ) mediante la cual «Caía dulcemente» se
transforma en «dulcemente caía», como preludio del cambio final «caer mansamente»
y “mansamente caer”? ¿O los sonidos sibilantes que anuncian la llegada del sueño
en «El espíritu de Fury se desvanecía lentamente»? También valía la pena
subrayar aquellas «lanzas» y «espinas», emblemáticas de la pasión de Cristo en
otra montaña, hacía mucho tiempo. Pero se había hecho tarde y el ambiente en la
habitación estaba muy cargado. Intenté evitar lágrimas absurdas. Hasta que las
vi en uno de aquellos rostros sin afeitar. Entonces supe que podía conducir a otros
hasta las fuentes del significado. Fue un descubrimiento fatal. Desde esa
noche, las sirenas de la enseñanza y la interpretación no han cesado de cantar
para mí.
1 comentario:
Buen relato, sin duda. Y mejor película. Me quedo de seguidora y te invito a que te pases por mi blog si te apetece.
Un abrazo.
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