La antigua Roma es sumamente
importante, por lo que ignorar a los romanos no es solo dar la espalda al
pasado remoto, ya que Roma todavía contribuye a definir la forma en que
entendemos nuestro mundo y pensamos en nosotros, desde la teoría más elevada
hasta la comedia más vulgar. Después de 2.000 años, sigue siendo la base de la
cultura y la política occidental, de lo que escribimos y de cómo vemos el mundo
y nuestro lugar en él. El asesinato de Julio César, en lo que los romanos
denominaban los idus de marzo de 44 a. C., se ha erigido desde entonces en
modelo, y a veces incluso en peligrosa justificación, para la matanza de
tiranos. La distribución del territorio imperial romano sustenta la geografía
política de la Europa moderna y de territorios más alejados. El motivo principal
de que Londres sea la capital de Reino Unido es que los romanos la convirtieron
en capital de la provincia de Britania, un lugar peligroso, tal como ellos lo
veían, situado más allá del gran océano que rodeaba al mundo civilizado. Roma
nos ha legado en la misma medida ideas de libertad, ciudadanía y explotación
imperial, combinadas con un vocabulario de política moderna como «senadores» y
«dictadores ». También nos ha prestado sus locuciones: desde «temer a los
griegos que portan regalos» hasta «pan y circo», «tocar el violín mientras arde
Roma» o incluso «mientras hay vida hay esperanza”.
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