Mythos, Stephen Fry, p. 400
Lo que significaba para los
griegos el hecho de que Elpis quedase dentro del ánfora de Pandora, y lo que
podría significar para nosotros en la actualidad, ha sido objeto de un curioso debate
entre eruditos y pensadores desde la invenci6n de la escritura y tal vez
incluso antes.
Para algunos, esto refuerza la
terrible naturaleza de la maldición de Zeus sobre el hombre. Todas las
enfermedades del mundo nos fueron enviadas para asolamos, argumentan, y se nos niega incluso el consuelo de la esperanza. La
pérdida de la esperanza, después de todo, se usa a menudo como una fórmula que
preludia el desentendimiento y el final de toda lucha. Las puertas del infierno
de Dante ordenaban a todo el que entrase que abandonara por completo la
esperanza. Qué terrible entonces es creer que la esperanza pueda abandonarnos a
nosotros.
Otros han sostenido que Elpis
significa algo más que «esperanza”, sugiere expectativa y no solo eso, sino
expectativa ante lo peor. Presagio, en otras palabras, temor y sensaci6n de
inminencia de la fatalidad. Esta interpretaci6n del mito de Pandora nos informa
de que el último espíritu encerrado en el ánfora era, de hecho, el más malvado
de todos ellos, y que sin él al hombre se le niega, por lo menos, un
presentimiento de lo espantoso de su propio destino y de la absurda crueldad de
su existencia. Con Elpis encerrada, en otras palabras, somos, al igual que
Epimeteo, capaces de vivir el día a día, despreocupadamente ignorantes de, o
por lo menos ignorando, la sombra del dolor, la muerte y el fracaso último que
se cierne sobre todos nosotros. Tal interpretaci6n del mito es, de un modo
siniestro, optimista.
Nietzsche lo contemplaba de una
manera, no obstante, ligeramente distinta. Para él la esperanza era la más
perniciosa de todas las criaturas encerradas en el ánfora porque la esperanza prolonga
el sufrimiento de la existencia del hombre. Zeus la incluyó en el ánfora porque
quería que se escapase y atormentase a la humanidad a diario con su falsa
promesa de lo bueno por venir. Que Pandora la mantuviese prisionera fue un acto
triunfal que nos salvó de la mayor crueldad de Zeus. Con esperanza, argumenta
Nietzsche, somos lo suficientemente estúpidos como para creer que la existencia
tiene un sentido, un fin y que hay una promesa. Sin ella, podemos por lo menos
tratar de seguir y vivir libres de aspiraciones ilusorias.
Por suerte, o por desgracia,
podemos decidir por nosotros mismos.
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