Sueño, memoria
El tiempo es ... , pero este
libro es precisamente acerca de él. (J. W Dunne, Un experimento con el tiempo)
Ell4 de octubre de 1964 Vladimir
Nabokov dio inicio a un experimento íntimo, en un gran hotel suizo en
Montreaux, donde había estado residiendo tres años, y que continuó hasta el 3
de enero del año siguiente, justo antes del aniversario de su esposa (él le
había pedido que se sumara al experimento y compararon sus anotaciones). Cada
mañana, al despertar, apuntaba enseguida lo que alcanzaba a recuperar de sus
sueños. Durante uno o dos días posteriores permanecía atento a todo lo que pudiera
parecer relacionado con sus notas. Ciento dieciocho tarjetas Oxford
manuscritas, depositadas en la colección Berg de la Biblioteca Pública de Nueva
York, conservan sesenta y cuatro de dichas anotaciones, muchas de ellas
acompañadas de relevantes episodios diurnos.
El fin del experimento consistía
en poner a prueba una teoría según la cual los sueños pueden ser tanto
premonitorios como estar relacionados con el pasado. La teoría se basa en la
premisa de que las imágenes y situaciones de nuestros sueños no son un mero caleidoscopio
de esquirlas desordenadas y fragmentos mal identificados de impresiones
pretéritas, sino que puede tratarse de una visión anticipatoria de un
acontecimiento por venir, lo cual ofrece, como ventaja adicional, una
explicación satisfactoria del consabido fenómeno del déja vu. Los sueños bien
podrían ser también una intrincada circunvolución de acontecimientos pasados y
futuros. Ello es posible porque, según dicho planteamiento, la progresión del
tiempo no sigue una dirección única sino recursiva: la razón por la que no advertimos
el reflujo es que no estamos prestando atención. El mundo onírico es el mejor
ámbito para demostrarlo.
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