I. La escritura
El futuro
He venido a hablarles del futuro. Supongo que del
futuro de la novela, aunque quizás solo del futuro de este discurso. Voy a
contarles cómo durante años imaginé que se presentaba el futuro. Sitúense en
1948, el año en que nací, en la tarde de agosto en la que un disco extraño y casi
silencioso comenzó a sonar en las emisoras de música de Maryland, y pronto se
fue extendiendo por la Costa Este, dejando una estela de perplejidad en sus
casuales oyentes. ¿Qué era aquello? No se había oído nunca nada igual y, por
tanto, aún no tenía nombre, pero era –ahora lo sabemos- la primera canción de
rock and rol! de la historia. Quienes la oían, entraban de golpe en el futuro. La
música de aquel disco parecía provenir del éter y flotar literalmente sobre las
ondas del aire de Maryland. Aquello, señoras y señores, era el rock and rol llegando
con la reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto.
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