Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 880. LOS OJOS VENDADOS / SIRI HUSTVEDT

Aún hoy a veces creo verle en la calle, de pie junto a una ventana o inclinado sobre un libro en una cafetería. Y en ese instante, antes de caer en la cuenta de que se trata de otra persona, se me encoge el estómago y me quedo sin respiración.
Lo conocí hace ocho años. Yo acababa de graduarme en la Universidad de Columbia. Ese verano hacía mucho calor y me costaba mucho dormir por las noches. Me quedaba echada en mi apartamento de dos habitaciones en la calle Ciento nueve Oeste escuchando los ruidos de la ciudad. Me dedicaba a .leer, escribir y fumar hasta que se hacía de día, pero algunas noches en las que el calor me abatía hasta el punto de impedirme trabajar, contemplaba a mis vecinos desde la cama. Miraba a través de la ventana atrancada, por el estrecho extractor al apartamento enfrente del mío y veía a los dos hombres que vivían allí deambular de una habitación a otra, medio vestidos y sofocados de calor. Un día de julio, no mucho antes de conocer a Mr. Morning, uno de los hombres se acercó desnudo a la ventana. Había oscurecido y se quedó allí durante un buen rato con el cuerpo iluminado desde atrás por una lámpara amarilla. Me camuflé en la oscuridad de mi habitación y en ningún momento supo que estaba allí.

Esto sucedía dos meses después de que Stephen me dejara, y yo pensaba incesantemente en él

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