Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

MNEMOSINA

La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres, Siri Hustvedt, p. 246-247
El arte de la ficción no puede reducirse a la autobiografía de un escritor. En mi caso, la geografía de mi ficción proviene de paisajes y de espacios urbanos que recuerdo. Sin embargo, las historias de los personajes también deben de salir de alguna parte y, de una manera u otra, están relacionadas con sus autores, con su percepción del mundo y sus experiencias del mismo. La imaginación de un escritor no es impersonal y está necesariamente conectada con su memoria. La Odisea de Hornero comienza con una llamada a la musa Mnemósine: «Habla, memoria”.

En la filosofía occidental, el vínculo entre la memoria y la imaginación se remonta a los griegos. El imago latino, con el significado de imagen o cuadro, está integrado en la misma  palabra: imaginación. Tradicionalmente se entendía por imaginación las imágenes que están en la mente que no son percepciones inmediatas, las imágenes mentales que llevarnos la cabeza. Aristóteles insistió en el carácter pictórico de la imaginación y observó que, a diferencia de la percepción recta, podía ser falsa. Localizó la imaginación y la memoria en la misma parte del alma, una idea de la que se hizo Aquino y que posteriormente han recogido otros muchos escritores durante siglos. Para Descartes, la imaginación, fantasie, era un espacio intermedio entre los sentidos corporales y el intelecto. En Leviatán (1651), Hobbes escribió: «imaginación y memoria son una misma cosa que para diversas consideraciones posee también nombres diversos”, Hobbes era un materialista mecanicista para quien el pensamiento podía reducirse a la maquinaria del cerebro. Sin embargo, había una jerarquía. El razonamiento, no la memoria y la imaginación, era el camino que llevaba a la verdad. Cavendish conocía a Hobbes, p ero él se negó a tratar directamente con ella por considerar que no tenía el cuerpo adecuado para dedicarse a la filosofía. A diferencia de Hobbes, Cavendish propuso un continuo ( continuum) de pensamiento que iba de lo conceptual a la imaginación. Para Spinoza, en cambio, el nivel más bajo del conocimiento era la imaginación y ésta comprendía la memoria. En Principios de ciencia nueva (1725), el filósofo e historiador Vico también contemplaba la memoria, la fantasía y el ingegno (ingenio) corno partes de la misma función mental, pero todos emergían del cuerpo. Hegel entendió la conciencia, con su capacidad para llevar el pasado al presente en la memoria, corno un movimiento de la imaginación. 
En l aimagen Mnemosina de DG Rossetti

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