Los detectives salvajes, Roberto Bolaño, p. 220
Felipe Müller, bar Céntrico,
calle Tallers Barcelona, mayo de 1977. Arturo Belano llegó a Barcelona a casa
de su madre. Su madre hacía un par de años que vivía aquí. Estaba enferma, tema
bipertiroidismo y había perdido tanto peso que parecía un esqueleto viviente.
Yo por entonces vivía en. casa de
mi hermano, en la calle Junta de Comercio, un hervidero de chilenos. La madre
de Arturo vivía en Tallers, aquí, en donde ahora vivo yo, en esta casa sin ducha
y con el cagadero en el pasillo. Cuando llegué a Barcelona le traje un libro de
poesía que había publicado Arturo en MéxIco. Ella lo miró y murmuró algo, no sé
qué, algo como un desvarío. No estaba bien. El hipertiroidismo la hada moverse
constantemente de un lado a otro, presa de una actividad febril Y lloraba muy a
menudo. Los ojos parecían salírsele de las órbitas. Le temblaba el pulso. A
veces tenía ataques de asma, pero se fumaba ella sola una cajetilla de
cigarrillos al día. Fumaba tabaco negro, igual que Carmen, la hermana menor de
Arturo, que vivía con su madre pero que pasaba casi todo el día fuera de casa.
Carmen trabajaba en la Telefónica, haciendo limpieza, y salía con un andaluz del
Partido Comunista. Cuando yo conocí a Carmen en México, era trotskista y aún
seguía siéndolo, pero igual salía con el andaluz, que al parecer era si no un
estalinista convencido, sí un brezhnevista convencido, para el caso que nos
ocupa casi lo mismo. En fin, un enemigo acérrimo de los trotskistas, así que la
relación entre ambos debía de ser de lo más movida.
En mis cartas a Arturo yo le explicaba
todo esto. Le decía que su madre no estaba bien, le decía que se estaba
quedando en los huesos, que no tenía dinero, que esta ciudad la estaba matando.
A veces me ponía pesado (no me quedaba más remedio) y le decía que tenía que
hacer algo por ella, que le mandara dinero o que se la llevara de vuelta a
México. Las respuestas de Arturo a veces eran de aquellas que uno no sabe si
tomárselas en serio o en broma. Una vez me escribió: «Que aguanten. Pronto iré
para allá y solucionaré todo. Por ahora, que aguanten”
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