Extinción, DF Wallace, p. 254
-Pero roncar no es el verdadero
problema, ¿verdad, Randall?
-Pero si yo no he sugerido ni por
un momento que fuera el verdadero problema.
-Después de todo, con fiebre del
heno o sin ella, muchos hombres roncan.
-Y si yo fuera uno de ellos (queriendo
decir alguien que “roncaba” incluso durante las estaciones en que la fiebre del
heno no era un factor), las aceptarla (refiriéndome a las acusaciones de Hope)
sin dudarlo.
-¿Por qué es tan importante para
usted el hecho de roncar o no?
-De lo que se trata precisamente
es de que no es importante en absoluto para mí. Eso es lo que digo
precisamente. Si yo estuviera, de hecho, “roncando”, no tendría problema en
admitirlo, asumir mi responsabilidad y dar cualesquiera pasos razonables a fin
de resolver el supuesto problema.
-Me temo que sigo sin entenderlo.
¿Cómo puede usted estar seguro de si ronca o no? Si está usted roncando, por
definición es que está usted dormido.
-Pero [intentando responder]...
-O sea, ¿cómo podemos saberlo?
-Pero [sintiéndome cada vez más
frustrado llegado aquel punto] de eso precisamente se trata, y es que ya he
intentado explicarlo aquí no sé cuántas veces ya: es precisamente cuando de
hecho todavía no me he dormido cuando ella me acusa.
-¿Por qué se está irritando
tanto? ¿Le va a usted la vida en esta cuestión de si ronca?
-Si me estoy “irritando”, como
dice usted, es tal vez porque me siento fastidiado, impaciente o frustrado por
esta clase de conversación. De lo que se trata precisamente es de que enfáticamente
no me va la vida en el supuesto problema de los “ronquidos”. Se trata
precisamente de que si yo efectivamente «roncara” lo admitiría sin problemas y
me limitaría a ponerme de lado o incluso me ofrecería para ir a dormir a la
cama de Audrey y no pensaría más en el asunto salvo por cierto arrepentimiento natural
por haber trastornado o “comprometido” el descanso de Hope. Pero es que de
hecho yo sé que hay que estar dormido para roncar, y también sé cuándo estoy
realmente dormido y cuándo no, y que en lo que sí me va la vida es en negarme a
aplacar la cólera de alguien que no solo está siendo irracional sino ciegamente
testaruda y obtusa al acusarme de algo de lo que no puedo ser culpable si no
estoy dormido cuando de hecho todavía no me he dormido, debido en gran parte a
lo tenso y agotado que me deja para empezar todo este absurdo conflicto.
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