La insoportable levedad del ser, Milan Kundera, p. 107-108
BELLEZA DE NUEVA YORK: anduvieron
por Nueva York durante horas; a cada paso variaba el espectáculo como si fueran
por una estrecha vereda de un paisaje montañoso arrebatador: en medio de la
acera un joven se inclinaba y rezaba, a poca distancia de él dormitaba una negra
hermosa, un hombre vestido con un traje negro atravesaba la calle dirigiendo
con gestos ampulosos una orquesta invisible, el agua brotaba de una fuente y
alrededor de ella almorzaban sentados unos obreros de la construcción. Las
escaleras verdes trepaban por las fachadas de unas casas feas de ladrillos
rojos, pero aquellas casas eran tan feas que en realidad resultaban hermosas.
Junto a ellas había un gran rascacielos acristalado y, detrás de aquél, otro rascacielos
en cuyo techo habían construido un pequeño palado árabe con sus torrecillas, sus
galerías y sus columnas doradas.
Sabina se acordó de sus cuadros:
en ellos también se producían encuentros de cosas que no tenían nada que ver:
una siderurgia en construcción y detrás de ella una lámpara de petróleo, otra
lámpara más, cuya antigua pantalla de cristal pintado está rota en pequeños
fragmentos que flotan sobre un paisaje desértico de marismas.
Franz dijo:
. -La belleza europea ha tenido
siempre un cariz intencional. Había un propósito estético y un plan a largo plazo
según el cual la gente edificaba durante decenios una catedral gótica o una
ciudad renacentista. La belleza de Nueva York tiene una base completamente
distinta. Es una belleza no intencional. Surgió sin una intención humana, algo
así como una gruta con estalactitas. Formas, que en sí mismas son feas, se
encuentran casualmente, sin planificación, en unas combinaciones tan increíbles
que relucen con milagrosa poesía.
Sabina dijo:
-Una belleza no intencional. Sí.
También podría decirse: la belleza como error. Antes de que la belleza
desaparezca por completo del mundo, existirá aún durante un tiempo como error.
La belleza como error es la última fase de la historia de la belleza.
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