Luis Goyena y Elorrio, hijo de un
médico de una aldea guipuzcoana próxima a Oyarzun, era un tipo casi
autodidacto. Al estudiar su bachillerato, no quiso estudiar medicina, como le
indicaba su padre. Le parecía un oficio incómodo, trabajoso. Decidió motu
proprio hacerse licenciado en Filosofía y Letras, materias por las que tenía
más afición, y mal pagado vivió dando lecciones de latín y de griego.
El padre era un tipo de médico de pueblo, seco, mal humorado,
tirando a carlista. La madre una mujer fanática y la hermana de Luis también.
Esto hacía que él no pudiera
vivir a gusto en su casa. No se entendía con nadie de la familia. Al padre le
parecía una traición que su hijo se hubiera hecho periodista y escribiera con
sentido liberal exagerado.
Luis era hombre trabajador,
constante, de voluntad.
Había estudiado latín y algo de
griego; y de los idiomas modernos, el francés y el inglés. Más tarde comenzó a
escribir en los periódicos, unas veces con su nombre y apellido, Luis Goyena, y otras con el seudónimo de Juan
de Oyarzun.
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