De La invención de la soledad de PAuster, p.174-175
También existe la tendencia
equivalente pero opuesta de mirar al mundo como si fuera una extensión de lo
imaginario. Esto también le ha ocurrido a A., aunque odie aceptarlo como una actitud
válida. Al igual que todo el mundo, él busca un significado; su vida está tan
fragmentada que cada vez que encuentra una conexión entre dos fragmentos,
siente la tentación de buscarle un significado. La conexión existe, pero
otorgarle un significado, mirar más allá de· la cruda realidad de su existencia
sería construir un mundo imaginario dentro del mundo, y él sabe que ese mundo
no se sustentaría. En los momentos de mayor valentía, adopta el sinsentido como
principio básico pero luego comprende que su obligación es ver lo que tiene delante
(aunque también esté en su interior) y describir lo que ve. Está en la
habitación de la calle Varick; su vida no tiene sentido, el libro que escribe no tiene sentido. Allí
está el mundo y las cosas que uno encuentra en él, de modo que hablar de ellas es
pertenecer a ese mundo. Una llave se rompe dentro de una cerradura y ha
sucedido algo; lo que equivale a decir que se ha roto una llave dentro de una
cerradura. El mismo plano parece existir en· dos lugares diferentes. Un joven
acaba viviendo en la misma habitación donde veinte años antes su padre se
enfrentó al horror de la soledad. Un hombre encuentra su antiguo amor en la
calle de una ciudad extranjera; y eso significa sólo lo que es, nada más ni
nada menos. Luego escribe: «entrar en este lugar es como esfumarse en un sitio
donde el pasado y el presente se encuentran». Y más adelante “como en la frase:
"escribió el Libro de la Memoria en esta habitación”
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