-Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre
el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando su
lugar con carne, y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a la
mujer, y se la presentó al hombre. Como
muchos de vosotros sin duda sabéis, este pasaje fue citado para justificar el
uso del éter en las operaciones quirúrgicas, cuando se temía que la anestesia
pudiera ir contra los principios del Cristianismo. Pero centremos nuestra
atención en otros tres aspectos referentes a la creación de Eva. Ella fue
sacada de Adán. Fue hecha después de Adán. Y fue hecha mientras Adán dormía. ¿Qué
nos dice todo esto sobre los hombres y las mujeres de nuestros días? En primer
lugar, ¿no es el problema de la Mujer el que ella fue sacada del Hombre y que,
por lo tanto, se constituye como una subespecie menor del Hombre, como la parte de un todo? El
término universal «Hombre» incluye entre sus inferiores a la “Mujer”. En el
juego de ajedrez, la Reina, aunque es extraordinariamente poderosa, es incluida
entre los «hombres» de su ejército. Webster define a la mujer como “una persona
adulta de sexo femenino, diferente del hombre y del niño”. Esto lleva a hacer
pensar que ocupa un sitio entre ambos.
Los hermanos Henry se miraron
entre sí y se oyó una risita cortés que venía de los primeros bancos.
-En segundo lugar, fue hecha
después del hombre. Pensad que Dios es un trabajador que va aprendiendo a
medida que progresa en su obra. El Hombre es un artefacto elemental, ambicioso
; la Mujer es algo más refinado, más eficiente. Observad que ella fue formada
poco después de haber hecho Dios las bestias de la tierra y las aves del cielo.
Por eso, la mano del Creador, todavía habituada al ritmo que había depositado
en esos otros seres, imprimió a la Mujer una belleza natural. Una costilla es
perfeccionada. El Hombre, con la creación de la mujer no sabe a dónde
dirigirse.
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