2I de abril
Mi queridísimo Charles:
La distancia crece incluso
mientras mi pluma vacila. Los motores zumban en el espacio entre palabra y
palabra, engullendo millas, acres de tierras de cultivo, en su gran cuadrícula
castaña y verde que, poco a poco, va pasando bajo el ala. Cierro los ojos y veo
nuestra casa blanca, con sus dos porches resguardados y su invernadero, sobre
un fondo de mar y rocas, con la cala a sus pies -esas rocas grises en las que
tú, Pearl y yo hemos merendado tantas veces y que el sol calienta incluso en
febrero-, con su regazo de césped y el macizo de los lirios que retoñan ahora
que ha llegado la primavera. Deja una nota a Jos chicos que vienen a segarlo
mañana, para que suban las cuchillas de la segadora, ya que el martes pasado
mondaron la zona de los rosales, donde el terreno se eleva. ¡Cuántas veces se
lo habré dicho y para qué! Desde luego, cada año vienen chicos nuevos.
Compré dos cajas más de tus
galletas de fibra con sabor a manzana y de las de salvado, así que tienes
desayuno para un mes por lo menos. Quizá sea conveniente que hables con Mrs.
Kimball para que vaya más de una vez a la semana.
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