De Viaje a la India, de EM Foster, p. 167
La vida, en su mayor parte, es
tan insípida que no hay nada que decir acerca de ella, y los libros y las
conversaciones que quieran describirla como interesante se ven obligados a
exagerar, con la esperanza de justificar su propia existencia. Dentro de su
envoltura de trabajo u obligaciones sociales, el espíritu humano se dedica
sobre todo a dormitar, advirtiendo la diferencia entre placer y dolor, pero
mucho menos vigilante de lo que quisiéramos creer. Hasta en el día más
emocionante hay períodos durante los que no sucede nada, y aunque seguimos
exclamando “Cómo me divierto” o “estoy horrorizado” no somos sinceros. “En la
medida en que siento algo, eso que siento es placer, horror ...” En realidad no
se trata más que de eso, y un organismo
perfectamente equilibrado guardaría silencio.
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