Bartebly y yo, Gay Talese, p. 63
En el mundo de Whitman, los
difuntos recientes eran «alguien» o un «donnadie», y si los familiares de los
segundos deseaban hacer pública su pérdida, no tenían otra opción que comprar
uno de los espacios que el diario destinaba a las necrológicas, las cuales
aparecían en un cuerpo de letra diminuto.
Uno de los dolientes que hizo
esto, dado que la muerte de su marido había pasado desapercibida, fue una viuda
llamada Elizabeth Melville. Después de que aquel sufriera un infarto en el
domicilio neoyorquino que compartía la pareja, poco después de la medianoche
del 28 de septiembre de 1891, pagó un anuncio de seis líneas que al día
siguiente reprodujeron varios periódicos: “Herman Melville falleció ayer en su
domicilio del 104 Este de la calle Veintiséis de esta ciudad, fruto de un
infarto, a los setenta y dos años. Fue el autor de Typee y Omoo, Mobie Dick y
otras historias de temática marina, escritas años atrás. Deja esposa y dos
hijas, la señora M. B. Thomas y la señorita Melville.”
El de Melville fue uno de
aquellos casos en los que, tomando prestada una expresión de A. E. Housman, el
nombre murió antes que el hombre. La carrera de Melville había empezado de forma
prometedora al publicar dos novelas superventas antes de cumplir los treinta:
Typee, en 1846, y Omoo, su secuela, en 1847, ambas basadas en las aventuras vividas
durante sus viajes a la Polinesia. Pero ninguno de los dieciséis libros que
siguieron -novelas, poemarios o relatos como «Bartleby, el escribiente»-
despertaron mucho interés entre los lectores. De hecho, todos sus libros
estuvieron descatalogados y cayeron en el olvido durante el último tercio de su
vida, incluyendo su empresa más ambiciosa, Moby Dick, cuyo título se reprodujo mal
en varias de las notas necrológicas dedicadas a su autor. No sería hasta el
centenario del nacimiento de Melville, en 1919, al que siguió la publicación en
1914 de su novela póstuma, Billy Budd, que los académicos y los lectores descubrirían
y apreciarían sus escritos tempranos, reconociéndolo al fin como una de las
figuras literarias más destacadas de la nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario