Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 1.477. MAMUT / EVA BALTASAR
El día que iba a preñarme, cumplía veinticuatro años y organicé una fiesta de cumpleaños que, en realidad, era una fiesta de fecundación encubierta. Algunos compañeros de piso me ayudaron. Llamaron a amigos y conocidos. Mis amigos podían traer a sus conocidos. Necesitaba gente; cuanta más, mejor. Reunir a una multitud, a ese hormiguero donde los gestos épicos pasan desapercibidos. Quería ser madre soltera, que ningún padre me reclamase nunca su parte. Era abril y la primavera estallaba en los ventanales con la inmensa vaharada de vida en suspensión. Esa desmesurada da luz me hacía sentir fértil, la tragaba como una medicina, creía en ella, en su función preparatoria para convertir mi vientre en una capilla. Después del almuerzo, me tumbaba en el sofá-cama de mi habitación, apoyaba la cabeza contra los cristales que daban al zoológico y me entregaba a esa fosforescencia que transformaba mi piel en oro, los pelos de mi brazo en espiga pura, mis piernas en disolutos y laxos apéndices. Me masturbaba al sol deseando un hijo. Me dormía acunada por chillidos de aves enjauladas y despertaba al atardecer
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