Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.475. BOULDER / EVA BALTASAR


Quellón. Chiloé. Una noche hace muchos años. Las diez pasadas. Ni cielo ni vegetación ni océano. Sólo viento, la mano que todo lo toma. Seremos una docena de personas. Almas. En un lugar como este, a esta hora, puede decirse que las personas son almas. El embarcadero es pequeño y hace pendiente. La isla se entrega al agua en bloques de hormigón a los que están sujetos, uno al lado de otro, alnos amarraderos. Parecen las cabezas deformes de los descomunales clavos que sujetan este muelle al fondo del mar. Nada más. La quietud de los isleños me maravilla. Están sentados bajo la lluvia, dispersos, junto a unos bultos grandes como baúles. Se cubren con plásticos resistentes al viento, comen en silencio con un termo entre las piernas. Esperan. La lluvia les percute como si los maldijera, les resbala por la chepa y forma riachuelos que bajan hasta el mar, esa boca inmensa nunca cansada de recibir y tragar. Hace un frío curioso, habré bebido de él, porque lo siento fanático, combativo, bajo la piel y más adentro, en los arcos que construyen los órganos entre ellos. Isleños incompresibles.


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