Testo yonqui, PB Preciado, p. 251
En el año 213 a. C., todos los
libros de China fueron quemados por órdenes de un emperador. En el siglo V,
tras sucesivas guerras que la habían saqueado y diezmado, se destruye definitivamente por decreto del emperador
Teodosio la biblioteca de Alejandría, y con ella la mayor plataforma de
investigación, traducción y lectura del mundo antiguo bajo la acusación de
albergar saberes paganos contrarios a la fe cristiana. Entre 1330 y 1730 miles
de cuerpos humanos son quemados por la Inquisición cristiana, miles de libros
destruidos y cientos de prácticas de saber y de producción de subjetividad
relegadas al olvido y la clandestinidad. En 1813, los soldados estadounidenses
tomaron Canadá y York, y quemaron el Parlamento y la biblioteca legislativa; un
año después se arrasó la Biblioteca del Congreso. En 1933, una de las primeras
acciones del Gobierno nazi fue la destrucción del Institut für
Sexualwissenschaft (Instituto de Ciencias Sexuales) de Berlín, creado por
Magnus Hirschfeld en 1919, y que funcionó durante años como centro de investigación
y de difusión de ideas y prácticas progresistas en torno al sexo y la
sexualidad. Los volúmenes del Instituto Hirschfeld fueron quemados el 10 de
mayo junto con otros veinte mil libros en una gigantesca hoguera situada en la
Opernplatz cuyo fuego chispeante iluminó la película fotográfica de los
reporteros de Hitler. La noche del 9 de marzo de 1943, un ataque aéreo sobre la
Biblioteca Estatal de Baviera destruyó quinientos mil libros. En 1993 las
milicias croatas destruyeron decenas de bibliotecas (entre ellas la de Stolac).
En 2003 el Ejército estadounidense saqueó y destruyó la Biblioteca Nacional de
Bagdad
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