Exhalación, Ted Chiang
La facilidad de búsqueda que proporciona Remem es de por sí
asombrosa, pero eso no es más que una ínfima parte del potencial que Whetstone
ve en el producto. Cuando Deirdre verificó las antiguas aseveraciones de su
marido, estuvo planteando consultas explícitas a Remem. Pero Whetstone espera que,
a medida que la gente se vaya acostumbrando a su producto, las consultas ocupen
el lugar del acto cotidiano de recordar, y que Reme m pase a integrarse en sus
procesos racionales. Una vez esto suceda, nos convertiremos en ciborgs cognitivos,
incapaces a todos los efectos de recordar mal nada; el vídeo digital a prueba
de errores almacenado en silicona adoptará el papel que en su día ocuparon
nuestros falibles lóbulos temporales.
¿Cómo será disponer de una memoria perfecta? Se puede argumentar
que el individuo con la mejor memoria documentada a lo largo de la historia fue
Solomon Shereshevski, que vivió en Rusia durante la primera mitad del siglo xx.
Los psicólogos que lo examinaron descubrieron que podía escuchar una serie de
palabras o números una vez y recordarlos meses o incluso años después. Sin
conocimientos de italiano, Shereshevski era capaz de citar las estrofas de la
Divina Comedia que había leído quince años antes.
Pero tener una memoria perfecta no era ningún chollo, como
podríamos pensar. Leer un pasaje de un texto evocaba tantas imágenes en la
mente de Shereshevski que a menudo no podía concentrarse en lo que estaba
diciendo en ese momento, y su consciencia de innumerables ejemplos específicos
le dificultaba la comprensión de conceptos abstractos. A veces intentaba
olvidar cosas deliberadamente. Escribía números que ya no quería recordar en
pedazos de papel y los quemaba, una especie de tala y quema para despejar la
maleza de su mente, aunque en vano.
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