La mujer temblorosa, Siri Hustvedt, p. 202
La historia de la mujer
temblorosa es la narración de un hecho repetido que, con el paso del tiempo,
fue ganando múltiples significados al considerarlo desde diferentes perspectivas.
Lo que al principio pareció una anomalía, adquirió una carga emocional y alarmante
tras su reaparición. ¿Puede decirse que, con el paso del tiempo, mis respuestas
eran psicológicas más que neurológicas? ¿Dónde se fijan los límites? Los
científicos suelen hablar de niveles: el nivel neural y el nivel psicológico.
Usan una metáfora espacial. Debajo están las neuronas. Un escalón más arriba, la
psique. Subimos por una escalera, no muy diferente a la gran cadena del ser
medieval. Lo visible existe en el primer peldaño y lo invisible, todo lo
psíquico, en el segundo. Una neurona puede verse. Los pensamientos, no. ¿Son
las neuronas más reales que los pensamientos? Los científicos hablan a menudo
de las representaciones neurales. ¿Cómo representan las neuronas una cosa? Una
representación es una imagen o un símbolo de otra cosa. ¿Cómo funciona eso?
¿Existe un estrato llamado cerebro y por encima otro llamado mente que están
interconectados de alguna manera? Otros científicos y filósofos añaden un
tercer nivel QUE comprende nuestra vida cultural, social y global (aquello que
está fuera de nosotros). ¿No cabe la posibilidad de que esta metáfora visual
sea problemática, que la idea misma de establecer niveles jerárquicos sea una
noción ¿De verdad pueden distinguirse tan claramente el cerebro, la psique y lo
cultural? ¿No nacemos en un mundo lleno de otras cosas y otros seres
significativos? No tengo una respuesta para estas preguntas pero me planteo, al
igual que Wall, si es posible aislar de su contexto una experiencia como el
dolor.
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