Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

LA HOMINIZACION

El Sistema, Eduardo Menéndez Salmón, p.301
El momento más emotivo fue contemplar la Tierra hacía dos millones y medio de años, mientras el primer miembro del género Horno alcanzaba a construir un utensilio de piedra, y revivir con él ese minuto prístino de la condición humana: el surgimiento de la idea, el salto exponencial que abría un abismo ante la bestia y gracias al cual el descendiente del mono comprendía que la presencia de un cuerpo o de un objeto no era condición indispensable para garantizar la existencia de ese cuerpo o de ese objeto. Que cuando el resto de la horda desaparecía de su vista, ello no significaba que sus miembros dejaran de existir. Que los animales y los frutos de los que la horda se alimentaba no desaparecían del mundo cuando la horda no los podía oler o tocar. Que, en una palabra, la realidad era independiente de la inteligencia e incluso de los sentidos de la horda. La vivencia de esa conquista, ese éxito del animal capaz de representarse a sí mismo y al mundo que lo contenía como conceptos, los condujo hasta las lágrimas.

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