Ovejas negras, Félix de Azúa, p. 138
El franquismo, frente a lo que
dicen algunos ideólogos actuales, no era una ideología sino un sistema de
dominio económico basado en la corrupción, el apoyo de las oligarquías
regionales y el desprecio de la herencia ilustrada, es decir, de las libertades
individuales, los derechos ciudadanos, el respeto a las personas jurídicas y
así sucesivamente. Frente a los insumisos se alzaban las fuerzas de choque:
grupos violentos como los que aporreaban a estudiantes (y cuyo dirigente en
Cataluña es hoy un firme pilar del sistema), policía, ejército, jerarquía
católica, jueces ultras, sindicalistas orgánicos y demás angelitos.
De toda aquella violencia de
Estado apenas queda nada que no sea residual. Los órganos del Régimen, como la
prensa del movimiento y los colaboracionistas tipo La Vanguardia Española de
Cataluña ( que sigue en las mismas manos), se han ido adaptando a las
circunstancias y casi todos pertenecen ahora a los grupos feudales de cada autonomía.
Las escuadras criminales han desaparecido y sólo quedan los paramilitares
vascos (apoyados por la burguesía más franquista de España) como residuo del totalitarismo
nacionalista. Este proceso es lo que seconoce como «el milagro de la
transición».
Lo que no ha desaparecido en
absoluto son los grandes consorcios y monopolios franquistas, los cuales siguen
actuando con la misma impunidad, muchas veces dirigidos por las mismas familias
y con las mismas indelicadas maneras en las que se maleducaron durante cuarenta
años. Sería realmente encomiable que, además de retirar placas y estatuas,
Zapatero dedicara algún esfuerzo a suprimir las prácticas franquistas que
todavía usan estas arrogantes compañías, hoy, dicen, privatizadas, como si alguna
vez hubieran sido realmente públicas.
El franquismo fáctico de estas
empresas se muestra en el desprecio al ciudadano, la concepción del cliente
como esclavo o cautivo, la irresponsabilidad de su cúpula de consejeros, los
inmensos privilegios de que disfrutan y la irremediable chapuza que producen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario