UNAS PALABRAS PARA EL POSIBLE LECTOR
Aun cuando ésta es la cuarta y
última parte de una falsa autobiografia, sigue siendo tan falsa corno las otras
o incluso más si cabe. En ningún momento, ni ahora ni antes, he querido
escribir un relato de mi vida, si acaso tuviera yo una, sino más bien dar
cuenta del mundo tal y corno lo he conocido. Corno decían los antiguos sobre
los pintores de paisajes, lo interesante no es representar lo que uno ve sino la
conciencia que en uno produce lo que ve. Tener conciencia de un mundo o de una
parte del mismo es todo lo que podernos llevarnos a la tumba, y ésa es la tarea
de la literatura.
Al igual que las tres partes
anteriores, esta cuarta es totalmente libre, quiero decir que se puede leer, como
cada una de sus antecesoras, sin contar con la existencia de las otras tres. En la última parte trato de repasar
algunos finales de comedia que nos atañen a todos y al protagonista en
particular. A todos nos llega el final de la comedia y, como quiso Beethoven,
cuando llega lo más adecuado es aplaudir. Me gustaría que este libro fuera un aplauso al
caer el telón tras el tercer acto.
Corno es lógico, nada de lo que
aquí aparece es real o verdadero en el sentido legal o científico. Por pura
honestidad debo adelantar que tampoco los personajes de esta novela creen que
haya nada real, aparte de las sentencias judiciales y las matemáticas.
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